Hay tres sonidos imperceptibles al oído humano y que nunca abandonan la tierra: el sonido de la serpiente cuando muda la piel, el sonido del alma cuando se desprende del cuerpo al momento de la muerte y el sonido del parto. ¿A dónde van estos sonidos? Viajan hasta los cañones en donde se codifican dentro de la tierra. El sonido de tu voz en el cañón los despierta y evoca sus poderes. Sin embargo, para despertar el sonido de la serpiente que muda su piel debes golpear la madera con la piedra. Aunque oyes estos sonidos como "ecos", debes saber que son tres sonidos que vuelven a tí envueltos en tu propia voz o en los golpes que das, para ayudarte a deshacerte de tus viejos patrones, a entregarte a la incertidumbre de tu siguiente paso y renacer de nuevo.
-Rabí Shim'on Bar Yo'chai, siglo II, en Sefer Ha'Zohar, vol. 3, folio 168b
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